Despertando

He descubierto lo que es el amor; el amor es una sensación calientita en el pecho, en el estomago, es una vibración que llena todos los poros de tu piel, se te tatúa en toda la epidermis, brilla, deslumbra. El amor es un ente que te acompaña y hace que la sensación crezca, evolucione, desde la emoción de que me miró hasta sentir con tu inconsciente que tienes  en un hogar a donde vayas que estas a salvo que eres suficiente. El amor es el sentimiento de pertenecer, aunque no tengas dueño. Los besos se convierten como gotas de lluvia o el agua de la regadera que se sienten bien cuando cae en tu cara. Amor es la conexión sexual que disfrutas cada milisegundo cuando te toca, cuando te besa, cuando lo tocas, cuando lo besas, que cada vello de tu piel se eriza de pensar en sus caricias. Amor es que aun cuando estén juntos o separados vibran en sintonía, amor es que aunque ya acabo siempre van a estar a pesar que no estén y no vaya a hacer, el amor es trascendental. 

La pasión, no es amor, la pasión es como una olla de presión que se llena de tensión sexual, de deseo, de ganas de destrozarse con caricias, con besos, con mordidas, con sexo. Pero cuando llega a su punto limite; los destroza y duele en los recuerdos. La pasión es como cuando eres niño y truenas cuetes; es explosión tras explosión, en sexo, en reclamos, en peleas, en reconciliaciones, en promesas que se van a romper. La pasión es algo que llena un vacío que hace rato no sabías si llenar con comida, alcohol, drogas o sexo casual. Que te llena de ilusión de un “tal vez”, pero se vuelve un “jamás” debió pasar.  La pasión va a prisa, disfrazada de amor, pero la muy culera se quita desnuda y muestra que no hay nada que rogar, y que jamás lo hubo, que solo era la calentura acumulada, o el añorar que alguien llenara tu cama. 

El amor espera, la pasión se apura.