Para Adrían

Hace tiempo tuve un departamento, lo rentaba, llegue a los 19 casi 20, me mude porque estaba enamorada, quería mis días, horas y minutos con un hombre que conocí. Ese hombre me hacía reír, me complementaba, estaba ahi para mi cada que no podía respirar o sonreír. Él decía que yo era perfecta, de hecho lo creía, estaba seguro.

Cree un hogar, él era mi hogar, hasta que lo dejo de ser. 

No tuve que escuchar lo rara que era, y si hubo humillación es porque yo era la que cometía esos actos, era mi responsabilidad vaya, no me juzgó por mi ropa, mi peso, mi cara. No me obligo a hacer cosas que me ponían incómoda. 

Entre estos hechos desperté, y si voy a tomar responsabilidad de lo que llegué a hacerte pasar, a pesar que era joven y sin experiencia, tomaré responsabilidad.

Creo que es momento de expresar que todo lo que presenciaste era motivado por un amor muy grande, y sé ahora que no es excusa, pero que podía hacer con esa carga grande sabes? Que hacia si eras mi primer y último pensamiento? Que no podía respirar ni pensar cuando te veía a lo lejos? Físicamente mi cuerpo empezaba a fallar, sin exagerar, mis piernas fallaban, mi cerebro perdía la lógica, mis manos sudaban y temblaban, y mis labios estaban inquietos por besarte. Mi motivo del día para segui era verte, aunque no me hablarás, y todos los días con la esperanza de que me miraras,  o la fortuna de que me dirigieras unas palabras. 

Tan joven estaba cargando con eso sabes? Quizá si hubiera una carga más ligera y tranquila con la que lidiar no estarías aun en mi pensamiento, si no hubiera sido tan inmenso que aun resuena, que juro que si cruzas mi camino me harías perderme otra vez, era inmenso. 

Ojalá no lo malinterpretes, si puedo creer que el sentimiento puede estar aquí siempre o vaya y venga, pero no sería la misma persona, ni actuaría de la misma manera, porque poniendo las cartas en la mesa, y hablando desde mi perspectiva, me destruiste, y era lo que necesitaba, era lo que tenía que pasar.

Que me destruyeras, que me hicieras nada, que me llenaras de dudas, inseguridades, intencional o no intencionalmente, porque después abrí los ojos, que iba a encontrar un lugar donde yo pertenecía, y ni siquiera me refiero al hombre con el que estuve después de ti. 

Y si, puedes pensar por lo que pasó e hice que estuve con muchos, que no tuve consideración, pero para mi solo él y tú han significado algo que si tenía peso en mi vida, los demás rostros o insactifaciones, aventuras, no fueron más que lugares que pasé un rato momentaneo sin ninguna ganancia.

Después de un tiempo ese hombre que fue mi hogar me destruyo, y dirás que tiene que ver esto en nuestra historia? Tal vez pienses en este punto que solo quiero decirte que hay mejores que tú, que yo soy más. Y si en parte es cierto, pero increíblemente para allá no va este escrito, en realidad esto se trata de mí.

Que en este punto después de la destrucción, después del llanto, las peleas, las plegarias, he encontrado mi hogar verdadero y el que va a ser siempre donde voy a estar segura, esa persona soy yo. 

Me encontré, entre la confusión, entre dudas, entre inseguridades, entre las casualidades, y tú no eres el protagonista, soy yo. 

Yo la que valía mucho, yo la que daba mucho, yo la que ponía mucho, yo la que soy especial.

Soy esta persona llena de bondad, cariño, amor, risas, llanto, comprensión, me encontré! Entre nostalgia por los besos, las caricias, y anhelos de sentir algo más en nuestros encuentros. Me encontré entre decepciones, entre promesas rotas e ilusiones, y esto no hubiera pasado sin ti. Que me destruiste, qué me hiciste sentir que debía ocultarme, en que mis pensamientos no eran normales.

Me encontré entre esto que llamas tu rareza, esa fuerza que en mi habita, esa luz que yo soy en el camino de las personas que se cruzan en mi vida, así que el punto de dedicarte estos minutos para volver a pensarte quiero agradecerte que me hayas hecho daño, que me hayas hecho llorar, dudar. Porque me encontré y soy la mejor persona que conocido, la mejor compañía para ratos buenos y malos. Agradezco la miseria que me diste, intencional o sin intención , porque me conocí, y ahora sé el valor que tengo. 

No quiero hacer esto como una despedida, porque de verdad esos sentimientos que causas en mi de vez en cuando me hacen sentir viva, que hay algo dentro de mi que puede dar tanto, que puede quitar tanto, pero es el balance que le da tantas vueltas a mi vida, gracias por crear este caos en mi, y me lo voy a quedar, porque tal vez nunca fuiste mío, y no lo serás, pero tampoco yo fui realmente tuya ni lo seré, soy yo la que es y será dueña de mí toda pequeñita y completa. 

Gracias, te deseo mucha luz en donde quiera que estes y que estes o encuentres a alguien que te dé y sienta al menos la mitad que yo puedo sentir por alguien que amo. 

Despertando

He descubierto lo que es el amor; el amor es una sensación calientita en el pecho, en el estomago, es una vibración que llena todos los poros de tu piel, se te tatúa en toda la epidermis, brilla, deslumbra. El amor es un ente que te acompaña y hace que la sensación crezca, evolucione, desde la emoción de que me miró hasta sentir con tu inconsciente que tienes  en un hogar a donde vayas que estas a salvo que eres suficiente. El amor es el sentimiento de pertenecer, aunque no tengas dueño. Los besos se convierten como gotas de lluvia o el agua de la regadera que se sienten bien cuando cae en tu cara. Amor es la conexión sexual que disfrutas cada milisegundo cuando te toca, cuando te besa, cuando lo tocas, cuando lo besas, que cada vello de tu piel se eriza de pensar en sus caricias. Amor es que aun cuando estén juntos o separados vibran en sintonía, amor es que aunque ya acabo siempre van a estar a pesar que no estén y no vaya a hacer, el amor es trascendental. 

La pasión, no es amor, la pasión es como una olla de presión que se llena de tensión sexual, de deseo, de ganas de destrozarse con caricias, con besos, con mordidas, con sexo. Pero cuando llega a su punto limite; los destroza y duele en los recuerdos. La pasión es como cuando eres niño y truenas cuetes; es explosión tras explosión, en sexo, en reclamos, en peleas, en reconciliaciones, en promesas que se van a romper. La pasión es algo que llena un vacío que hace rato no sabías si llenar con comida, alcohol, drogas o sexo casual. Que te llena de ilusión de un “tal vez”, pero se vuelve un “jamás” debió pasar.  La pasión va a prisa, disfrazada de amor, pero la muy culera se quita desnuda y muestra que no hay nada que rogar, y que jamás lo hubo, que solo era la calentura acumulada, o el añorar que alguien llenara tu cama. 

El amor espera, la pasión se apura.

Yamir jugaba a las escondidas.

Su nombre tal vez en ese entonces era sinónimo de amor, de mi primer amor y de varias en mi primaria, Yamir. Con su quijada marcada, ojos color miel, sonrisa convincente y cuerpo pre- adolescente podía hacerme temblar al sentarse cerca de mi, en especial en el banco de atrás y sentir su mirada en mi cuello, varias veces sin hasta ahora admitir que mi peinado de coletas era dedicado a Yamir y su mirada curiosa. Yamir corriendo delante de mi para que no lo alcanzara y plantará un beso. Yamir corriendo de mi amor de niñez. Yamir se sentó a un lado de mi y mi mundo estaba de cabeza, con su piel morena radiante, semi bronceada. Yamir y nuestros mensajes en nuestros celulares que eran mas grandes que nuestras manos pequeñas, mandando y recibiendo sutilezas de algo que creíamos era amor. Pero Yamir no lo podía admitir, que se volvía loco cuando en su cumpleaños yo llegaba con mis dos coletas muriendo por un beso, ni tampoco podía admitir que me dedicaba esos juegos de escondidas para poder estar a solas conmigo y tomar mi mano, o darme un beso en la mejilla a las oscuras de esa casa abandonada. 

Yamir se escapó de mi mente y de mi corazón adolescente, pero volvió a mi mundo, un verano, cuando nuestros cuerpos ya no eran tan delicados, pero su piel bronceada seguía radiante, en esta vuelta o punto de nuestra vida no jugamos a las escondidas en una casa abandonada con nuestros labios sabor pastel de cumpleaños. Esta vez nos escondíamos en un Jetta rojo, que se estacionaba afuera de mi casa y apagaba los focos hasta que nos escondíamos en la oscuridad, entre los asientos, no importaba si eran los delanteros o traseros. Solo en esta nueva versión de las escondidas todo quedaba expuesto, la ropa en el piso del carro. Aunque no puedo negar que a veces su cuerpo se escondía dentro de mi cuerpo. 

Cada vez que Yamir estaba a mi lado, aunque mi mente estaba llena de nubes, mi cuerpo veía y se concentraba en la radiación que emanaba de Yamir, como su mano empezaba en mi cintura, para cortar la distancia entre nosotros, y siempre había una pausa, con nuestros labios a unos milímetros, ojos cerrados. Esa sensación ha sido mi adicción más grande y duradera, no Yamir, pero la expectativa del arranque. Aunque nunca saboreaba por completo mi droga favorita, porque ya me encontraba besando y descubriendo a Yamir.  El sentimiento del arranque, es mi don, no pueden negar que no lo conocen, parecido a cuando agarras aires para sumergirte en una alberca y competir cuanto duras abajo del agua, o cuando sostienes aire para que no te encuentren cuando juegas a las escondidas.

Ese es el sentimiento del arranque, y yo lo provocaba en Yamir, para que sus manos me apretaran más, para que su miembro estuviera listo para esconderse en mi. Pero me estoy adelantando. Yamir y yo nos besamos, y como labios adolescentes aun recuerdo lo dulces que eran, agregando que Yamir y yo compartíamos la característica de labios carnosos, si, Yamir tenía todas las características que podían hacer a una mujer enlistarse para esconderlo, o en el pasado a una niña temblar. Entonces yo mordía el labio inferior de Yamir aleatoriamente entre cada beso, y el regresaba el favor, como consecuencia después de cada sesión nuestros labios terminaban tan grandes como los de una actriz de Hollywood que visito mucho al Dr. Botox. Una de nuestras sesiónes dejo marcas en los labios de Yamir, porque mi boca de adolescente incluía frenillos, aunque Yamir nunca mostró duda ante mi boca, en mis labios o adentro, y yo debo admitir que me gustaba dejar marcas en Yamir, tal vez eran evidencia de nuestro juego de las escondidas. Pero otra vez me estoy adelantando.  El cuello de Yamir ya mostraba su manzana de Adán y con ella un desarrollo impresionante de sensibilidad, podía acampar y llenar de besos ese cuello toda la noche dentro de ese carro rojo, aunque estuviéramos estacionados en un callejón o estacionamiento oscuro. Debo confesar que no recuerdo los gemidos de Yamir, pero si que se doblaba por cada beso o cada caricia de mi lengua en su cuello. Oh, Yamir, como me volvia loca como apretabas mi trasero y pasabas tus manos ya casi de hombre por mi espalda de arriba a abajo, podría admitir que en este momento mientras lo escribo… Yamir, recuerdas como jugabas a las escondidas entre mis piernas, como tus besos pasaban por mis muslos y yo levantaba mi cadera? Como tu lengua exploraba como cuando me buscabas en esa casa abandonada? Cada rincón, cada cuarto sin pintar, sin puertas, sin ventanas, hasta donde yo estaba, y explotaba de emoción al verte?

Tu lengua se escondía en mi y probaba ese terreno inexplorado pero que yo siempre alistaba para tus visitas, para nuestro juego Yamir. Confieso que no me guarde para ti, porque es la vida, y dejaste de pasar por mi mente, pero mi primer orgasmo fue en tu boca. Entonces yo ya no podía esperar por subirme a ti, y llegar al final donde te escondías por completo en mi, pasar mi lengua, probarte, tenerte por completo en mi boca, mientras nadie nos veía jugar. Era ahí cuando por fin te tenía, debo disculparme Yamir porque no sabia muy bien lo que hacia ni el ritmo que tu querías, pero ahora supongo que como quiera era buena en nuestro juego porque cada vez que jugamos tu terminabas ganando y completando el juego, muy escondido dentro de mi.

Excepto la ultima vez, esa vez dejamos nuestro campo de juego, bajaste del carro y te deje pasar, fumamos cerca de mi ventana, siempre creí que eras perfecto y no eras capaz de ser un mortal, pero después de verte fumar de esa pipa como cualquier cosa te vi por primera vez perder la compostura, fuera de cuando terminabas dentro de mi y te tumbabas. El juego ya no tenia sentido para mi Yamir, ni si quiera sentí ganas de perder el tiempo con un ultimo beso, no quise perder mi don en ti. 
Pero es que así siempre han sido las reglas de las escondidas Yamir, cuando te encuentran quedas fuera, y a mi ya me habían encontrado. Espero ahora mientras escribo esto y reviso nuestras jugadas tu ya hallas sido encontrado. 

Para Yamir, y cada centimetro de su cuerpo.