No era la primera vez que tomábamos el mismo camión, ya te había visto mas de un par de veces, y siempre te sentabas cerca de mí, si lo admito, eras un como un niño que no podía comprender lo que sentíamos cada vez que estábamos cerca, que no tenía ni idea lo mojada y el palpitar que sentía por solo estar a unos asientos de mi. Obviamente tuve que ser yo la que tomará la iniciativa, tus ojos se agrandaron y te moviste de tu asiento para cederme el pasillo. En este momento me pregunto si podías sentir esa tensión culposa que creamos esa mañana, en la que aun el sol no salía. Creo que fui cruel, porque me aproveche de la oscuridad, pero por favor tienes que admitir que morías de ganas también.
Si puedo aceptar que fui yo la que recargo su brazo contra el tuyo para crear electricidad, si fui yo, quien puso su mano en el asiento, sutilmente, tocando tu muslo. Pero yo me retiré, me acomodé en mi asiento y te di la espalda, que mi trasero tocara ahora tu muslo era solo culpa del pequeño espacio que ocupábamos. Ahora, que ya pasó, puedes ser tu el hombre que acepte que pusiste tu mano en mi muslo? Que sabias que solo fingía estar dormida? Aunque bueno los dos podemos aceptar que fue muy obvio cuando me voltee y me quede observando tu mirada en la oscuridad de nuestro lugar, que fuimos los dos los que cortamos la distancia de nuestros labios.
Esta bien, lo acepto fui yo la imprudente que tomo tu cara para acercarte aun más, pero fue culpa de tu barba y tus suaves labios universitarios, no entiendes cuanta confusión? Estaba tan confundida que mi lengua no pudo evitar no entrar en tu boca, que no pude evitar parar y morder tus labios.
Podemos pasar todo el día discutiendo quien fue quien se subió arriba de quien, pero eso fue por cuestión de espacio, era más cómodo subirme a ti y mover mis caderas, pero tu eras el que tenía el pene erecto y listo para explotar.
Sí, fui yo la que te tomo del cuello para atraparte y no dejaras de besarme, pero fue tu mano la que me empezó a frotar sobre los leggins, por consecuencia yo tuve que preguntarte si no pensabas que hubiera sido más fácil traer vestido otra vez? Como los demás días? Porque esto no estaba pasando solo por un evento, esto era un resultado inevitable. Pues estamos a oscuras solos y tu llevabas mirando mis piernas por varios días.
Sí, fue culpa del espacio, de las circunstancias, porque como iba a saber yo que tan gran grueso y duro iba a estar tu pene cuando me sentará a lado tuyo? Una reacción natural era desabrochar tu cinturón y hacer a un lado nuestra ropa.
Ya que estamos diseccionando culpas de lo que paso, otra cosa que fue nuestra culpa fueron que las ganas nos ganaron, que yo llevaba días queriendo acortar la distancia, sentirte por completo, y solo metí tu pene dentro de mí porque ya no podía esperar más.
Pero fuera de tanta culpa y señalamiento, sé que agradeces que ahogara mis gemidos en tu boca, en tu cuello, y yo agradezco haber traído leggings porque si no cuando terminaste dentro de mi hubiera sido mi culpa por completo el haber traído vestido porque sabia muy bien que hubiera escurrido durante mi caminata por el pasillo para seguir mi camino.